Pandemia de memes

Anoche, sábado 14 de marzo de 2020, las calles de la ciudad se convirtieron en la realidad más tangible a la que se han aproximado todas las series y películas de las ultimas décadas. Los efectos especiales no eran necesarios. Todo el mundo acató el papel que le tocaba en esta serie, que es el de siempre: ser un mero espectador de esta sociedad del espectáculo. La noche en que la ciudad hierve de gente y de júbilo , cuando clamamos nuestro merecido descanso tras 5 o 6 días de trabajo y podemos juntarnos a compartir, charlar y disfrutar, se convirtió de repente en un cementerio, un escenario apocalíptico que no podremos olvidar las que salimos como no olvidamos el intento de golpe de estado del 23F del 81 o en menor medida los atentados terroristas en Atocha en 2004, aunque en este último lo que se hizo precisamente fue salir a la calle para preguntarnos cara a cara qué era lo que estaba sucediendo puesto que no confiábamos en los medios. Mas esta vez, la gente dio por hecho que este gesto no tenía sentido y que los medios eran la clave, la plataforma dónde encontrarnos, unos medios que para nada son neutros y a los que les entregamos todo nuestro poder de comunicación.

El viernes 13 (¡Vaya, no había reparado en la fecha!) fue decretado por el gobierno el estado de “alarma” (https://www.lamoncloa.gob.es/presidente/actividades/Paginas/2020/130320-sanchez-declaracio.aspx) que vendría a ser el primer nivel de un protocolo de 3 niveles al que siguen el de “excepción” y el de “sitio”. No hay mucho que que decir al respecto, lo acontecido las pasadas semanas en otras partes del mundo no dan para menos que para decretar una “alarma”, un estado de alerta y precaución para evitar daños mayores o colapsos. Pero lo que anoche vimos en las calles no se correspondía con ese nivel 1 sino con el estado de sitio y el toque de queda, sólo que nada de esto ha sido decretado por el gobierno de la nación. Sin embargo, las administraciones locales han emitidos sus bandos cuyas medidas se acercaban por completo al estado de sitio: https://www.alicante.es/es/noticias/bando-ayuntamiento-alicante-medidas-restrictivas-y-preventivas-frente-coronavirus

Todo esto se resume en que ayer en la ciudad se clausuraban las playas y todos los espacios públicos donde se pudiera reunir gente, incluidos los bares y restaurantes:

El alcalde ha considerado que la decisión de cierre de las playas del término municipal de Alicante y de los parques y juegos infantiles es necesaria para poder hacer frente a la propagación del Covid-19 y ha explicado que “no sería lógico adoptar medidas preventivas como el cierre de bares y restaurantes y no prevenir concentraciones, aglomeraciones y desplazamientos innecesarios de personas en zonas como las playas y parques”.

Lo que se pretende (y de hecho se ha conseguido) es que las ciudadanas se queden en sus casas y esto me genera ciertas cuestiones:

  • La gente necesita comer todos los días, así que los supermercados permanecen abiertos. Todas sabemos que los centros comerciales tienen una ventilación forzada y un aire acondicionado ya que son lugares cerrados. Y a un inexperto como yo se le ocurre que hay más posibilidades de contagio en un supermercado que en un mercadillo al aire libre, que obviamente han sido clausurados. Mientras que las agricultoras que viajan en sus furgonetas para vender en las calles a merced de las condiciones externas se ven obligadas a parar su actividad económica, los grandes centros comerciales vacían sus estanterías y se producen colas de 20 min para entrar a los establecimientos.
  • La economía de este lugar es principalmente el turismo y en los últimos 3 días se ha producido la mayor oleada de despidos puesto que las medidas de clausura se han determinado que duren 15 días. Los empresarios han visto que van a tener que pagar a sus empleados sin obtener ingresos y han adoptado medidas drásticas que empobrecerán aún más al sector más vulnerable de la sociedad: aquel que vive al día.
  • Estamos en domingo. Para mi, el día 1 de todo este escabroso asunto fue el miércoles. Antes de que se decretara el estado de alerta y los gobiernos locales redactasen sus bandos, la primera oleada de suspensiones se llevó a cabo a través de los medios. Todo festival, encuentro, charla, conferencia,… todos los eventos fueron de repente suspendidos por sus organizadoras, mucho antes de que las autoridades dijesen algo. Todo el mundo estaba viviendo el futuro a través de los media y el presente se tiñó de el. El viernes a la tarde/noche llegué a la ciudad y me encontré con la mayoría de comercios cerrados y apenas gente por la calle, todos los bares recogiendo sus terrazas y mobiliario y montones de espacios para estacionar el coche en pleno centro: un panorama asombroso pero ni de lejos cercano al que si vivió la noche siguiente, la del sábado 14.
  • Alguna gente lleva afirmando desde ayer que a partir del lunes se va a decretar también las restricciones a la movilidad en coche, que nadie va a poder circular por las carreteras salvo causas mayores (que ninguna sabemos claramente cuáles serán pero todas hacen sus elucubraciones). Para mi, hoy domingo, esto es uno de los tantísimos bulos que corren por los medios, pero dado el estado de las cosas, ya no podemos estar seguras de nada puesto que todo toma unas connotaciones dantescas.
  • Que nos manden a todas a casa como medida preventiva para evitar la propagación del virus es algo que tampoco me cuadra ¿Acaso piensan las autoridades que cada una de las ciudadanas vivimos solas en nuestras casas? ¿Que no compartimos nuestros hogares con familias? Y a todo esto, en algún momento vamos a tener que salir a un lugar cerrado a adquirir alimentos. Si alguien con más conocimientos pudiese explicarme este punto, me quedaría más tranquilo porque todo el mundo da por sentado que quedándonos en casa se va a frenar la propagación.
  • Otra cosa que me pregunto es qué vamos a hacer en las casas sino seguir consumiendo medios. Porque mientras que el temor por la distribución de alimentos y ahora por los desplazamientos se acrecientan, la maquinaria mediática funciona al 200%. Internet y el resto de medios no han parado de registrar picos impensables antes de toda esta crisis. Los servidores de youtube deben de estar escupiendo fuego, la sociedad especula sobre las ventajas del teletrabajo y mis compañeras que hacen teatro comenzaron ayer a filmar sus espectáculos y emitirlos por streaming a través de Instagram para que las más pequeñas, que ahora no tienen colegio ni lugares de expansión como parques, puedan estar contenidas detrás de una pantalla sin entender muy bien lo que está pasando afuera ya que las mayores tampoco se lo acaban de explicar.
  • A todo esto, como todo el mundo podrá imaginar, el panorama que describen los medios no es en absoluto esperanzador. Yo desde el miércoles me sumí en una estricta dieta de medios, decidí que de todo cuanto me enterase, nada fuese a través de los medios y para ello me salí de todo grupo que hablase sobre el virus. Pero el resto del mundo está pasando estos días pegado a una pantalla que tan sólo lanza mensajes apocalípticos, fakes de todo tipo perpetrados por quién sabe qué poderes, un sinfín de memes, de ideas que tan sólo pueden provocarnos depresión. Y como todo el mundo sabe, quien se encuentra deprimido, baja sus defensas. Y quien tiene bajas sus defensas tiene muchísimas más posibilidades de enfermarse a causa de un virus. Por lo tanto, no entiendo bien a quién benefician estas medidas para evitar la propagación y contagio del virus.
  • Como decía antes, es domingo. Nadie sabe a ciencia cierta qué va a pasar mañana lunes, pero supongo que mucha gente va a necesitar ir a trabajar como todos los días ¿Qué va a suceder entonces? ¿Serán los lugares de trabajo considerados espacios de propagación del virus y por lo tanto clausurados o se quedaran en un limbo indeterminado como los centros comerciales? Mañana se sabrá.

Particularmente presiento que todo esta crisis no es más que una prueba de los medios para medir su poder -o al menos así quiero creerlo, porque si no es un simulacro nos va a pillar muy desprevenidas-. Siento que en esta pandemia, el verdadero virus no es más que el meme (https://es.wikipedia.org/wiki/Meme), una idea que como los genes, tiende a reproducirse salvando todo obstáculo como si de un ser vivo se tratase (como los genes, de ahí su nombre, salvo que el meme no pertenece al reino biológico) y que el coronavirus no es más que el sustrato sobre el que se expande de forma viral la idea del pánico, del miedo atávico a las pestes que viene encapsulado en nuestra memoria genética.

No quiero con esto dar a entender que no hay por qué alarmarse ante el virus biológico. Lo que quiero apuntar es que tras el, existe claramente una manipulación continua que entre todas generamos con nuestro consumo de medios y que igual que nuestro consumo de alimentos y productos modifica la producción de estos y conlleva la catástrofe ecológica en la que vivimos, el consumo de medios conlleva una manipulación de nuestra visión de la realidad que transforma completamente esa realidad.

Veo de fondo una gran ola, un remolino, una enorme turbulencia mediática a través de los medios hegemónicos en la que gobiernos y ciudadanía no tienen nada que hacer ni decir. Se ven venir la ola, la ven acercarse más y más y cuando la ven encima ya hay tanto miedo en la sociedad que las decisiones que se toman se vuelven drásticas: nadie está dispuesto a asumir la responsabilidad sobre lo que pueda suceder, hay demasiado miedo y demasiados intereses en juego. El poder de los gobiernos palidece ante la hegemonía del gran poder que hoy día han adquirido los medios. Y ese poder se lo otorgamos entre todas, con nuestro continuo consumo de medios. Nada puede frenarlos y nos coartan de salir a la calle, de juntarnos y vernos las caras para poder comunicarnos directamente, sin sus dispositivos. Todo se organiza para mediar cada vez más y más nuestras relaciones por parte de entes sin escrúpulo y gracias a nuestro pasivo “activismo” a través de las redes.

La cuestión a día de hoy es: ¿Quiénes detentan la autoridad? ¿Quién o quienes son las autoridades, las que a través de su conocimiento profundo de la situación son capaces de esgrimir soluciones para la población y cómo diferenciar a estas de la autoridad impuesta a través de los decretos, las leyes y las ordenanzas basadas en el miedo que se contagia a velocidades vertiginosas a través de los medios y que nadie parece poder (¿querer?) frenar?

¿Cuánto vamos a tardar en vernos en las calles?

Addendum 1

Se me olvidó comentar que anoche sábado a las 23:30h, uno de cada cuatro coches que circulaban por las calles eran de las fuerzas del orden: policías nacional, local, portuaria, guardia civil, protección civil y otras que hasta el momento jamás había visto. Las calles de la ciudad se vieron iluminadas del color azul led característico de los comandos. Cualquier que saliera anoche de su casa y viera tal espectáculo no podía llevarse otra sensación a casa que el desasosiego.

Repasando el Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19 (https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2020-3692) nos encontramos lo siguiente:

Artículo 7. Limitación de la libertad de circulación de las personas.
Durante la vigencia del estado de alarma las personas únicamente podrán circular por las vías de uso público para la realización de las siguientes actividades:
a) Adquisición de alimentos, productos farmacéuticos y de primera necesidad.
b) Asistencia a centros, servicios y establecimientos sanitarios.
c) Desplazamiento al lugar de trabajo para efectuar su prestación laboral, profesional o empresarial.
d) Retorno al lugar de residencia habitual.
e) Asistencia y cuidado a mayores, menores, dependientes, personas con discapacidad o personas especialmente vulnerables.
f) Desplazamiento a entidades financieras y de seguros.
g) Por causa de fuerza mayor o situación de necesidad.
h) Cualquier otra actividad de análoga naturaleza que habrá de hacerse individualmente, salvo que se acompañe a personas con discapacidad o por otra causa justificada.

De lo que se extrae que básicamente la inmensa mayoría de los casos en que uno circula con su coche están contemplados. De ahí a que “esté prohibido circular en coche bajo pena de multa” dista mucho. Y de ahí a que “la policía está parando coches e impidiendo su circulación y multándolos” también hay una gran distancia. Pero lo que ahora mismo inunda las redes son las sanciones milenarias a personas que iban tranquilas en su bici o coche con la intención de crear miedo. Prácticamente la inmensa mayoría de las noticias que circulan por los medios son bulos, fakes, .. todas al servicio de la pandemia de pánico.

Me ha llegado este otro artículo que parece muy bien documentado donde se desmiente que el coronavirus vaya a tener los efectos devastadores que algunas están atribuyéndole y en el cual se ve las diferentes reacciones de los diferentes países ante la “amenaza” que ni de lejos creo que presente un aspecto como el que estamos viviendo aquí en las ciudades (al menos en la mía donde he pasado estos dos días): https://www.actasanitaria.com/medidas-contra-el-coronavirus-tan-drasticas-que-pueden-provocar-mas-dano-del-que-eviten/

Otra cosa que no puedo comprender y que espero que alguien me explique es por qué no podemos circular 2 personas en el mismo coche (salvo excepciones justificadas) pero sin embargo el transporte público, si bien van a aumentar las medidas de higiene, no se va a suspender. Es decir: podemos estar en casa con la familia contagiándola o siendo contagiadas, pero no en una terraza al aire libre, en la playa o en un parque leyendo. Podemos comprar en los supermercados pero no en los mercadillos al aire libre. Podemos ir en transporte público pero debemos de ir solas en nuestro coche. Y con estas medidas mágicas, la pandemia se va a contener. (????)

Y en otro orden de cosas, el artículo sobre la crisis en la wikipedia dice acerca de la “desinformación y las teorías conspiratorias” (https://en.wikipedia.org/wiki/2019%E2%80%9320_coronavirus_pandemic#Misinformation_and_conspiracy_theories) que Google, Facebook y Tweeter anunciaron medidas de filtrado y borrado de contenidos de aquellas teorías que sean consideradas falsas ¿Consideradas por quién? ¿Quiénes son entonces la autoridad? ¿Cómo nos podemos informar a través de medios que no sólo no son neutros sino cuyas ganancias en estos momentos son las más grandes de toda la economía mundial? ¿Acaso existieron alguna vez medios neutros? Pero es ahora, cuando los medios se convirtieron en los grandes gigantes de esta nueva versión del capitalismo, lo que se ha dado en llamar el capitalismo informacional (o de la información) cuando comenzamos a verle los cuernos al toro.

Addendum 2 (16 de marzo)

Tenía que pasar el fin de semana para que, si bien aún no hemos salido a las calles -para ello es para lo que se ha preparado el sistema-, al menos corrieron las primeras voces.

Hoy me ha llegado un chiste que resume todas mis cuestiones, aunque sin respuesta:

Ha sido, sin embargo, con este artículo del diario “El salto” con el que me han venido de golpe las respuestas:

https://www.elsaltodiario.com/el-rumor-de-las-multitudes/soberania-en-tiempos-de-biopolitica-estado-de-alarma-y-derechos-fundamentales

Básicamente se resumen en que todas las medidas adoptadas por el gobierno, este estado de sitio en el que han convertido a una “razonable” alerta sanitaria, no están diseñadas para frenar la pandemia tanto como para evitar la revuelta social ante esta nueva reconfiguración de matrix que está sucediendo de fondo. Y es que este siempre fue un territorio de revoltosas -y ojalá siga siéndolo-.

Quedarse en casa es no poder salir a la calle y todas sabemos que siempre la lucha se fraguará en la calle, viéndonos las caras y abrazándonos, sin necesidad de lavarnos las manos como acto de irresponsabilidad sino tomando la responsabilidad por bandera como único camino a la libertad.

Para ser comunidad y defenderla hemos de ser, ahora, multitud porosa. Para preservar la salud del común tenemos que aprender, en este momento, a ensanchar sus espacios físicos, a ser archipiélago. Y todo ello, recogiéndonos, abriendo la distancia precisa entre nuestros cuerpos, mirándonos con calma en el espejo de una crisis que nos está poniendo frente a la quiebra de acuerdos civilizatorios básicos por parte del Mercado y de sus sacerdotes. La enfermedad nada con libertad en el mar del desorden social y ecológico impuesto por el Capital, de cuya construcción moral ya nada es indisociable.

Frente al miedo, frente a la epidemia, todas las miradas se vuelven hacia la Comunidad y todo lo que esta ha sabido construir. Porque a la hora de la verdad nuestro refugio, nuestra mejor trinchera es la cooperación. Ésa es nuestra naturaleza y esa condición es la que nos ha hecho sobrevivir como especie, siempre. Sin entenderlo, volvemos a ser nada, la nada disuelta en la ley del más fuerte. Aprendamos la lección y recordémosla a quienes defendían, a quienes seguro volverán a defender disolver todos los vínculos sociales tan trabajosamente elaborados. Libre Mercado es Dios, decían, y éste salió corriendo delante de un virus con corona.

Llenaremos de nuevo las calles de nuestros barrios, las alamedas, nos volveremos a abrazar porque estamos hechos, a la vez, para lo mejor y para lo peor, para el dolor, la resistencia y el goce. Nos mezclaremos más, cada vez más, porque ya sabemos qué es querer huir, sabemos qué es el miedo.

Toca determinación en combatir la estupidez y la mentira, evocar la esperanza, la fe en nuestras posibilidades, llorar cuando no haya otra y pelear, aún en forzadas y pequeñas soledades domésticas, amistosas, familiares, por el común, por reconstruir esas redes que invariablemente nos dejarán tocarnos, retornar al roce, a la libertad de disfrutar entre iguales. La palabra, aquí y ahora, solo puede ser Fraternidad, necesaria Fraternidad en la leve distancia, al otro lado del tabique. Y, siempre, una sonrisa optimista en cada Gran Evasión.

Manuel Nogueras
14 mar 2020 09:00

https://www.elsaltodiario.com/coronavirus/redes-solidaridad-colectivo-comunidad-volveremos-a-abrazarnos

Addendum 3 (16 de marzo a la noche)

Quisiera añadir a esta bagatela un par de datos que me acaban de llegar que me permite profundizar un poco más en las costuras de toda esta “crisis”.

Por un lado, que todos los gobernantes saben que las crisis son los escenarios de fondo para las re-estructuraciones del sistema y que para que esos cambios se lleven a cabo, a pesar del velo del “accidente” o catástrofe, han de apoyarse en las fuerzas del orden y las leyes, es decir, poner en juego a todo el aparataje del sistema, a sus pilares, las herramientas que los hacen capaces de imponer el orden (vertical) y así es como se está trabajando en esta nueva versión del feudalismo 6.0: Se decreta (legisla) el estado de “alarma” desde arriba, a nivel local actúan como una mafia, acrecientan las medidas usando todos los medios del orden posibles para una simple alarma -si fuera una emergencia ¡No quiero pensar qué más sacarían a la calle!-, los medios privados más poderosos en este momento -entiéndase, los grandes gigantes de internet, las telecomunicaciones y los medios-, se alinean con el poder ejecutivo y se encargan del kaos informativo, de influenciar nuestro pensar, condicionar y moldear nuestros deseos, nuestros miedos, filtrar todo aquello que no sirve a los intereses del nuevo capitalismo, simplemente nos tienen hipnotizadas y hacemos lo que nos dicen a través de la sugestión y la coacción continuas a las que nos sometemos detrás de la pantalla.

Hablando con un par de amigas, uno de ellos funcionario, me decía que estaban implementando el teletrabajo y me preguntaba si algo así habría sido posible en una situación menos crítica que esta. El funcionariado sin toda la infraestructura física (edificios enormes, mantenimientos, servicios, …) se abarataría bastante, me parece a mi. No sin dejar en la calle un sinfín de trabajadores de los sectores más precarios. Me pregunto dónde habrían puesto el grito los sindicatos si algo así se hubiese planteado hace escasamente 2 meses. Y ni qué decir lo que supondría revalorizar los edificios públicos si se vaciasen.

Vamos, que me cuesta creer que el teletrabajo en el funcionariado tenga vuelta atrás.

Y otra amiga me decía que en Argentina hablaban de empezar a escolarizar a los niños desde casa (!) y ahí, inevitablemente, me vino Google a la cabeza. El sueño de Google hecho realidad, encargarse de toda la infraestructura virtual de la educación. El sueño de todo estado hecho realidad: deshacerse del dolordewebos de la educación para dárselo a una empresa “neutra”, agubernamental, sin bandera, el paradigma de empresa del siglo XXI. Supongo que todavía nos parece un sueño ese panorama. Pero sin duda, son las crisis las que instauran tales cambios, antes impensables.

Nada nuevo. Todas sabemos que las crisis, siempre las pagan las pobres y que de ellas salen los nuevos ricos. Este es sólo un ejercicio para ir encajando las piezas, pero en realidad, siempre es lo mismo.

Cría ricos y te comerás sus crisis

Historia de Internet – Club Manhattan

-Introducción

Para comprender el actual entorno digital, es preciso plantear un recorrido histórico-político de Internet, poniendo en relación los momentos históricos con las ideologías predominantes.

Pero antes, la pregunta necesaria es ¿qué es Internet? Sin entrar en demasiados tecnicismos podemos definirlo como un “conjunto descentralizado de redes de comunicación interconectadas”. Es decir, una serie de tecnologías que permiten el intercambio de paquetes de información en forma de datos. Este intercambio fue posible gracias a los protocolos (conjunto de reglas que permiten dicho intercambio) TCP/IP (Transmission Control Protocol/Internet Protocol). El más conocido de estos protocolos es el HTTP (Hyper Text Transfer Protocol), que podemos ver en las URL (Uniform Resource Locator) y que es el fundamento de la World Wide Web. Importante en este punto destacar que la WWW no es Internet, solo una de esas partes. Otros protocolos son el FTP (File Transfer Protocol) para transferir archivos; y POP (Post Office Protocol) y SMTP (Simple Mail Transfer Protocol) ambos utilizados para enviar y recibir correos electrónicos. Conforman la obra intelectual más grande la humanidad con más de 8500 protocolos, publicados además en abierto, es decir, que cualquiera con el conocimiento necesario puede utilizarlos para crear otros nuevos. De ahí su nombre, que denota su puesta en común para ser comentado por los demás. Esto indica que Internet tiene en su concepción el espíritu de los científicos que lo pusieron en marcha, con la intención de que estuviese abierto a todo el mundo, como veremos más adelante.

0.- Creación

Hay cierto mito en torno a la creación de Internet, sin embargo, la opinión mayoritaria coincide en que su creación responde a que la RAND Corporation, el think tank de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos creado durante la Guerra Fría con la URSS, se enfrentó a un extraño problema estratégico en plena carrera militar y tecnológica. ¿Cómo se podrían comunicar con éxito las autoridades norteamericanas tras una guerra nuclear? La América postnuclear necesitaría una red de comando y control enlazada de ciudad a ciudad, estado a estado, base a base. Pero sin importar cómo esa red estuviera de protegida, sus líneas y equipos siempre serían vulnerables al impacto de bombas atómicas. Un ataque nuclear reduciría cualquier red imaginable a pedazos. ¿Cómo sería controlada esa red? Cualquier autoridad central, cualquier núcleo de red centralizado sería un objetivo obvio e inmediato para un misil enemigo. El centro de la red sería el primer lugar a derribar. La RAND le dio muchas vueltas a este difícil asunto en secreto militar y llegó a una solución atrevida: la red *no tendría autoridad central; sería **diseñada desde el principio para operar incluso hecha pedazos.

Los principios eran simples. Se asumiría que una red era poco fiable en cualquier momento. Se diseñaría para trascender su propia falta de eficacia. Todos los nodos en la red serían iguales entre sí, cada nodo con autoridad para crear, pasar y recibir mensajes. Los mensajes se dividirían en paquetes, cada paquete dirigido por separado. Cada paquete saldría de un nodo fuente específico y terminaría en un nodo destino. Cada paquete recorrería la red según unos principios particulares.
La ruta que tome cada paquete no tendría importancia. Solo contarían los resultados finales. Básicamente, el paquete sería lanzado de un nodo a otro, más o menos en dirección a su destino, hasta acabar en el lugar adecuado. Si grandes porciones de la red fueran destruidas eso simplemente no importaría; los paquetes permanecerían en la red en los nodos que hubieran sobrevivido. Este sistema de envío tan arbitrario podría parecer “ineficiente” en el sentido usual del término (especialmente comparado con, por ejemplo, el sistema telefónico).

Durante los 60, este intrigante concepto de red de conmutación de paquetes descentralizada y a prueba de bombas caminó sin rumbo entre el RAND, el MIT (Masachussets Institute of Technology) y UCLA (University of California in Los Angeles). El Laboratorio Nacional de Física (National Physical Laboratory) de Gran Bretaña preparó la primera red de prueba basada en estos principios en 1968. Poco después, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada del Pentágono (ARPA) decidió financiar un proyecto más ambicioso y de mayor envergadura en los Estados Unidos. Los nodos de la red iban a ser superordenadores de alta velocidad (o lo que se llamara así en aquel momento). Eran máquinas poco usuales y de mucho valor y que estaban necesitadas de un buen entramado de red para proyectos nacionales de investigación y desarrollo.
En el otoño de 1969 el primero de esos nodos fue instalado en UCLA. En diciembre de ese año había cuatro nodos en la pequeña red, que se llamó ARPANET (Advanced Research Project Agency Network) después de que fuera promocionada por el Pentágono. Los cuatro ordenadores podían transferir información sobre líneas dedicadas de alta velocidad. Incluso podían ser programados remotamente desde otros nodos. Gracias a ARPANET, científicos e investigadores podían compartir las facilidades de otros ordenadores en la distancia. Era un servicio muy útil ya que el tiempo de proceso de los ordenadores en los 70 era algo muy codiciado. En 1971 había quince nodos en ARPANET; en 1972, treinta y siete. Todo iba perfecto.

En su segundo año de operatividad, sin embargo, algo extraño se hizo patente. Los usuarios de ARPANET habían convertido la red en una oficina de correos electrónica de alta velocidad subvencionada federalmente. La mayor parte del tráfico de ARPANET no era el proceso de datos a largas distancias. En vez de eso, lo que se movía por allí eran noticias y mensajes personales. Los investigadores estaban usando ARPANET para colaborar en proyectos, intercambiar notas sobre sus trabajos y, eventualmente, chismorrear. La gente tenía sus propias cuentas personales en los ordenadores de ARPANET y sus direcciones personales de correo electrónico. No es que sólo utilizaran ARPANET para la comunicación de persona a persona, pero había mucho entusiasmo por esta posibilidad — mucho más que por la computación a larga distancia.

Eso no pasó mucho antes del invento de las listas de distribución, una técnica de emisión de información por ARPANET mediante la cual un mismo mensaje se podía enviar automáticamente a una gran cantidad de subscriptores. Es interesante que una de las primeras listas de distribución masivas se llamara “Amantes de la Ciencia Ficción” (SF- LOVERS).

Vemos, entonces, una relación entre el ámbito militar y el académico, en el que el segundo está subordinado al primero. El momento y el lugar en los que se puso en marcha el embrión de Internet (finales de los 60 y California) coincidió con las protestas globales del 68, que tuvieron en California precisamente uno de sus puntos de referencia. Concretamente, el movimiento estudiantil fue uno de los grandes movilizadores de estas manifestaciones. Originalmente lo que lo motivó fue comprender que el conocimiento estaba sometido a la guerra, en aquel momento a la invasión de Vietnam por parte de EE.UU. Esta relación de subordinación tiene un precedente directo muy importante en la II GM: el Proyecto Manhattan. El gobierno estadounidense convenció a un grupo de científicos para que realizasen la bomba atómica, con la excusa de que los nazis podrían adelantárseles. El resultado de esta historia fueron las dos bombas que EE.UU lanzó sobre Hiroshima y Nagasaki (Japón) para concluir la guerra. Desde entonces, ante la responsabilidad de los científicos en una de las mayores atrocidades cometidas por el ser humano despertó la necesidad de independizar el conocimiento científico de sus usos militares. Este proceso, como decíamos, culminó en el 68 y, paradójicamente, fue Internet el invento mediante el que se trató de llevar a cabo, con relativo éxito. Sin embargo, mientras que el Internet abierto y al servicio de la sociedad que propugnaban los científicos se liberaba del poder militar, otro poder, el económico, le echaba el ojo y comenzaba una operación para ponerlo al servicio del lucro del sector empresarial.

Vamos a explorar brevemente la relación entre la contracultura californiana y la recién nacida cibercultura a finales de los 60, para avanzar en este repaso histórico de Internet, centrándonos en lo que, a menos hasta ahora, es el epicentro tecnológico del mundo, Silicon Valley (o uno de ellos, teniendo en cuenta que China está liderando la carrera tecnológica con su epicentro en la ciudad de Shenzen).

1.- Gestación

Internet nace en una época, los 60, marcada por una generación joven que se rebeló contra el modo de vida estadounidense que había imperado desde, al menos, el fin de la II GM: el american way of life. Ejemplos pioneros de ello son los escritores de la Generación Beat (William Burroughs, Allen Ginsberg, Jack Kerouac). Era una época de experimentación y liberación en todos los campos (sensorial-drogas, sexual, musical, político). Frente a la seriedad y la rigidez de la sociedad de consumo con sus instituciones tradicionales bien asentadas, la juventud puso en marcha un movimiento conocido como “contracultura”: un conjunto profundamente inestable de actitudes, tendencias, gestos, estilos de vida, visiones, placeres hedonistas, moralismos, negaciones y afirmaciones.

Este movimiento tuvo una aplicación expresamente política en la Nueva Izquierda, que rechazaba la ortodoxia dogmática del comunismo (soviético); y la cautela y el reformismo de la izquierda tradicional o socialdemocracia. Tenía un componente libertario que hacía hincapié en las acciones sociales más concretas que implicaran la libre participación y en la toma de decisiones en común. De ahí surgieron todo tipo de Nuevos Movimientos Sociales enfocados en el antimilitarismo, el feminismo, el ecologismo, el antirracismo, la diversidad sexual, el consumismo, etc.
Uno de los ejemplos más destacados es la organización estudiantil Free Speech Movement, en la Universidad de California en Berkeley, conocida por ser un foco de activismo radical. Una vez más, la oposición a la Guerra de Vietnam fue uno de los polos de mayor movilización social. También tuvieron un papel muy importante las experiencias psicodélicas y lisérgicas que se extendieron como métodos para ampliar la capacidad sensorial y “abrir las puertas de la percepción”.

Aunque California no fue el único foco de la contracultura estadounidense, también ciudades como Nueva York y Chicago, quizás fue San Francisco (Silicon Valley se encuentra ahí) el lugar más efervescente. Fue un caldo de cultivo para desarrollar propuestas que hicieran hincapié en la democracia local, la justicia social, la formaciones de comunidades, la transgresión de los roles de género, y la experimentación artística. Sirvió de inspiración para la ola de protestas globales del 68 que mencionamos anteriormente y que tuvo destacados episodios en París, Praga, Tokyo y México.

En este contexto, Silicon Valley que, como decíamos, había estado ligada a la industria armamentística-militar en las últimas décadas, rompió con esta dinámica, convencidos de que las tecnologías digitales tenían un componente emancipador. Se oponían frontalmente dos modelos: uno autoritario y centralizado, con un fuerte componente jerárquico; frente a uno libertario y descentralizado, enfocado en romper con las jerarquías y liberar a los humanos. Algunos de los pioneros de este segundo modelo (Steward Brand, The Whole Earth Catalogue, 1968-1972) comparaban la aparición de las computadoras con el LSD, y veían en ellas unas herramientas revolucionarias para desinstitucionalizar y desintermediatizar a la sociedad y empoderar a los ciudadanos. Sería la comprensión de la informática como un ámbito de alcance micropolítico. Es este el origen de la cibercultura, basada en la mediación horizontal, las radios comunitarias, revistas especializadas alternativas (fanzines), clubs de vídeo y de computadoras.

En aquel momento surge también lo que se conoce como el espíritu y la ética hacker. Este término, a pesar de la desvirtuación intencionada a la que se le ha llevado en la actualidad, tenía un sentido originario bien diferente y mucho más positivo. Hacker proviene de ‘hack’ (que viene a decir ‘golpe’ ‘corte’ o ‘hachazo’, en el sentido de una intervención ingeniosa que mejora la dinámica que se esté llevando a cabo). Por tanto, en sentido estricto, un hacker es aquel que tiene pasión y curiosidad por algo y cuyo objetivo es mejorar aquello que se ha encontrado: un carpintero puede ser un hacker. La finalidad de los hackers es liberar el conocimiento para ponerlo a disposición de los demás, de modo que puedan participar en su progreso.

-El acceso a las computadoras (y cualquier cosa que enseñe cómo funciona el mundo) debe ser ilimitado y total. Desmontar y construir sobre lo preexistente.

-Toda la información debe ser libre. En inglés sería free como ‘libre’, no como ‘gratuito’, como señala Richard Stallman, fundador del movimiento por el software libre. (0. Libertad para ejecutar el programa, con cualquier propósito; 1. libertad para estudiar cómo trabaja el programa y cambiarlo según las necesidades; 2. libertad de redistribuir copias; 3. libertad de mejorar el programa y publicarlo con las mejoras; acceso al código fuente en 1 y 3).

-Desconfianza en la autoridad y promoción de la descentralización.

-Juzgar por las capacidades no por títulos, edad, raza, sexo, o clase.

A lo largo de la década de los 70 se forman así las primeras comunidades (virtuales y no virtuales) de hackers (originadas en Boston pero también en California) en una suerte de comunitarismo digital.

Sin embargo, esta intención comunitaria fue desintegrándose, en paralelo a la la irrupción del neoliberalismo (Thatcher y Reagan). La década de los 80 fue virando esta cibercultura hacia el individualismo más extremo y la apertura de las tecnologías informáticas a la sociedad impulsadas por el espíritu hacker tuvo que pasar por el mercado. De estas comunidades pasamos a figuras destacadas que tenían una autoconcepción profética o mesiánica. Gracias a sus avances e invenciones en este campo, liberarían a las masas de su esclavitud. Surgió la figura del emprendedor libertario: un genio visionario opuesto a la autoridad y a las normas, e impulsado por su inspiración premonitoria que conduciría a la sociedad hacia el horizonte salvador.

Clip del lanzamiento del Mac en 1984 sobre la obra de Orwell.

La Rebelión de Atlas (Ayn Rand): segundo libro más influyente de EE.UU tras la Biblia

2.- Nacimiento

Con este panorama, la década de los 80 fue el último periodo de gestación antes del nacimiento de Internet en la década de los 90. En 1990, Tim Berners-Lee puso a punto el protocolo HTTP que permitió el desarrollo de la World Wide Web, el objetivo era permitir el intercambio de información entre investigadores mediante sus computadoras. Pero una voluntad política determinada se apoderó de esta tecnología para ponerla al servicio de los poderes económicos.

En los 90 se consolidó la ‘ideología californiana’ una mezcla de neoliberalismo y hippismo. Por extraña que parezca esta fusión, bastaba con compartir dos de sus pilares ideológicos: el rechazo a la burocracia gubernamental y al Estado; y la creencia en la auto regulación y auto gestión. Por tanto, en California se combina una orientación sociopolítica y cultural progresista en cuanto a libertades individuales y civiles, con una economía ultra capitalista que tiene como dogmas el crecimiento, la competencia y la innovación.

La caída de la URSS y el consecuente fin de la Guerra Fría llevaron a Estados Unidos a implantar su proyecto de hegemonía mundial en esos años, conocido como la Globalización. En este proyecto, Internet iban a jugar un papel fundamental para interconectar al mundo entero, eso sí, bajo los parámetros impuestos por EE.UU, los del libre mercado.

En aquella época, en 1993, la presidencia de EE.UU la ocupó Bill Clinton, con Al Gore como vicepresidente, quienes no andaban lejos de esta ideología, en su forma socioliberal. Al Gore y la High Performance Computing Act: liderazgo ee.uu en las TIC mediante red de banda ancha nacional para la inv y la edu. Ya en el poder, pusieron en marcha las ‘autopistas de la información’. Una vez colonizado el mundo físico, hubo que pasar a colonizar el mundo virtual para continuar la expansión y permitir un aumento del crecimiento económico.

En el 1 de enero de 1994, el día que México llegaba al Primer Mundo con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, miles de indígenas mayas tomaron siete cabeceras municipales del estado sureño de Chiapas. Con el amanecer, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) inició un levantamiento armado que removió la política mexicana (y posteriormente la mundial) y difundió su “Declaración de la Selva Lacan-dona”, donde exponen sus motivos y declaran la guerra al gobierno mexicano exigiendo “trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia,justicia y paz”. La respuesta del gobierno es aceptar la guerra y enviar toda su fuerza a Chiapas, con el consiguiente camino de represión y muerte. Por su parte, la reacción de la sociedad civil mexicana fue salir a la calle y manifestarse por todos los medios para que pa-rase la guerra y el gobierno escuchase a los indígenas rebeldes. Uno de esos medios era Internet.

Y fue el inicio de la rebelión zapatista, que tuvo a Internet como una de sus armas más novedosas.Así, el zapatismo utilizó la Red para difundir su mensaje y mantener conversaciones con cientos de actores sociales de todo el mundo, siendo la primera vez que un movimiento político lo utilizaba de forma masiva para comunicarse con el mundo, es decir, dando un uso político alternativo a la Red. Un Internet de denuncia, de rebeldía,de lo social… más allá del uso académico o comercial.El levantamiento zapatista se produjo en una zona muy específica: Chiapas, aunque desde allí llegó al mundo. Los y las zapatistas, principalmente mediante la Red, pudieron romper el intento del gobierno mexicano por aislarlos y alcanzar también a otros movimientos sociales y políticos de México y de todo el mundo.

Subcomandante Marcos, el pasamontañas y el anonimato (Anonymous)

En paralelo, Estados Unidos seguía con su proyecto de crecimiento económico mediante el ciberespacio. La ‘net economy’ fue el periodo en el que nacieron la mayoría de las corporaciones digitales que conocemos hoy, y muchas que se han quedado por el camino (a excepción de Microsoft y Apple). Por aquel entonces nació Yahoo. También Amazon, originalmente una plataforma destinada a la venta de libros, primera empresa de comercio electrónico a nivel industrial. En 1998 surgió Google, como un motor de búsqueda que indexaba los enlaces en función de su popularidad. Comenzó en ese momento, aunque tímidamente, el modelo de negocio de la publicidad online, mediante banners que aparecían en las páginas web.

Se crearon infinidad de empresas que basaban su modelo de negocio en el entorno digital, dando rienda suelta a las inversiones de capital. Se fue creando así la burbuja de las puntocom. Dos ejemplos que dan cuenta de esta locura: Yahoo entró en Bolsa en mayo de 1997 por valor de 848 millones. En ese momento Amazon valía 438. En primavera de 1998, un año después, ambas cotizaciones se habían cuadruplicado. Y entre septiembre de 1998 y marzo de 2000 esto fue, a grandes rasgos, lo que le ocurrió a todas estas empresas de la ‘net economy’. Debido al exceso de proyectos y a la asunción excesiva de riesgos, en marzo de 2000 Nasdaq, en el pico, se derrumbó en una caída propocionalmente similar a la de 1929.

En paralelo, volviendo a los usos políticos de Internet, en 1999 tuvo lugar la Contracumbre de Seattle. Fueron unas movilizaciones conocidas como antiglobalización o altermundialistas entre el 29 de noviembre y el 3 de diciembre de 1999 que se oponían a las organización de gobernanza global como la Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional y el G8, habiendo percibido ya los efectos precarizados de los tratados de libre comercio, como el NAFTA.,el mismo contra el que se habían rebelado los zapatistas, precisamente. Estas protestas son, así, , herederas del zapatismo y están fuertemente influenciadas por él. En Seattle se crea una red global de contrainformación llamada Indymedia (Independent Media Center). Utilizan Internet para crear webs abiertas a la contribución de cualquiera para que se creasen flujos de información alternativa y así esquivar el control de los medios de comunicación tradicionales.

Esta herencia fue la que experimentamos en España con los atentados del 11M, cuando el gobierno del PP de Aznar trató de difundir la mentira de que fue ETA a través de los medios tradicionales y gracias a estas redes de comunicación alternativas y tecnologías como los SMS (Pásalo) conseguimos la ciudadanía, de manera autónoma, logró desmontarla y hacer llegar la verdad a toda la sociedad, lo que desembocó en las manifestaciones del 13M y la derrota del PP en las elecciones en favor del PSOE de Zapatero. El primer momento tecnopolítico en España.

3.- Crecimiento

Volviendo un poco en el tiempo, otro atentado yihadista marcó el inició de una nueva época en la Red, tras el fracaso estrepitoso de la ‘net economy’. Me refiero, claro, al 11-S de 2001. Este suceso, permitió a EE.UU identificar un enemigo (tras el fallido periodo de unipolaridad posterior al fin de la Guerra Fría) en el terrorismo islámico. Además, esto dio pie a una paranoia securitaria que, mediante la Patriot Act, justificó la implantación de sistemas de vigilancia e intercepción de los flujos comunicativos digitales a escala global. Se inició entonces otra locura, ya no empresarial-económica, si no gubernamental-política. La relativa al control y recolección de todos los datos que circulaban por el entorno digital. Esto fue posible gracias a todo el trabajo de expansión de las ‘autopistas de la información’ en la etapa previa y a que las empresas conservaban masas de información sobre los usuarios de sus servicios.

Muchos años más tarde, en 2013, Edward Snowden revelaría el entramado de empresas que colaboraban con el Gobierno estadounidense cediéndole información sobre sus usuarios.

Así, desde comienzos del siglo XX se desarrolló un modelo de negocio que se enfocaba principalmente en la captura de la atención de los navegantes, en el que aún nos encontramos a día de hoy. Se comenzó a monitorear con mayor intensidad la actividad digital. La economía digital viró así hacia una industria de la interpretación de las conductas. En lugar de centrarse en el comercio electrónico, la economía digital se enfocó en recolectar masivamente los rastros de datos que los usuarios vamos dejando -inconscientemente la mayoría- mientras navegamos. Se empezaron a crear gigantescas bases de datos de información personal con alto valor comercial. Así, la economía del conocimiento (otro concepto pomposo como las autopistas de la información que se supone se refería a la capacidad de los usuarios para aportar creativamente y enriquecerse de esa inteligencia colectiva) básicamente consiste en conocer a los usuarios para poder endosarles la publicidad más precisa e incitarles así al consumo. Sería algo así como la economía del conocimiento de los comportamientos.

En la primera década del siglo XX, bajo este modelo surgió la web 2.0. , un nuevo concepto de página web caracterizada por la interactividad, la colaboración y el diseño centrado en el usuario. Así se entiende mejor que al amparo de esta nueva tecnología y recuperando la retórica de las comunidades virtuales y los ciberforos de los 70 se crearan las -mal llamadas- redes sociales (más bien comerciales, privativas, etc). En este tipo de webs los usuarios no solo podían acceder a la información, es decir, consumirla, si no también producirla sencillamente (subir fotos, textos, vídeos, etc). Así emergió la figura del prosumidor. En ese momento aparecen en escena otros gigantes digitales como Youtube, Facebook y Twitter. Bajo la retórica de ser ‘medios sociales’ podían acumular enormes cantidades de datos con las que comerciar con las empresas que quisieran insertar su publicidad en estas plataformas. Además, la información no se reducía a los clicks, si no que también revelaba gustos, opiniones, preferencias, etc. De este modo la capacidad de perfilar los mensajes publicitarios se potenciaba exponencialmente.

Como es bien sabido, el ciclo de movilizaciones que va de la Primavera Árabe a los Occupy (Wall Street, London) pasando por el 15M puede ser hilado con el ciclo del 68 y guarda fuertes similitudes ideológicas y organizativas con los zapatistas y los altermundialistas. Hasta ahora venimos destacando el papel de Internet y las tecnologías digitales en este tipo de movimientos emancipatorios. En 15M y cia. Las tecnologías utilizadas principalmente fueron Facebook y Twitter, tanto para la comunicación como para la coordinación de las manifestaciones. Toca entonces hacer hincapié en la necesidad de restarle importancia a su papel. Fue un uso imprevisto para una herramienta que no estaba pensada para eso. Denominar a estas movilizaciones históricas ‘Revoluciones de Facebook y Twitter’ como a menudo se les ha llamado, es un error. En primer lugar, porque legitima a estas corporaciones, que así pueden jactarse del bien que hacen y lo positivas que son para el mundo. En segundo, porque coloca en segundo plano el elemento humano y colectivo, es decir, la voluntad de las personas de encontrarse para manifestar su malestar y encontrar soluciones a los problemas sociales, económicos y políticos, en común. En tercer lugar, provoca cierto conformismo pues se crea la tentación de pensar que por el simple hecho de hacer un click, retweeteando, compartiendo, dándole a me gusta a una publicación, estamos siendo “revolucionarios” o, al menos, activistas. Esta tendencia es la que se conoce como “clicktivismo” o “slacktivismo” (activismo de sofá). En cuarto y último lugar, porque obvia el componente de mercantilización de las comunicaciones y de privatización del espacio en el que tiene lugar el debate público. En esta última encontramos una de las principales diferencias con el uso tecnopolítico de los altermundialistas con Indymedia: la propiedad de la infraestuctura.

Este ciclo es un ejemplo de utilización de plataformas como Facebook para convocar a una cantidad masiva de gente a la calle, para retomar el contacto físico y tomar (auto)conciencia de la potencia de los cuerpos cuando se juntan. Pero, a fin de cuentas, Twitter y Facebook no dejan de ser herramientas que están más al servicio del vigilante que del vigilado. Un ejemplo en el que se ve claramente es en la movilización social precursora de la Primavera Árabe. en 2009 en Irán (conocida por Revolución Verde o Primavera Persa), que fue precursora de la Primavera Árabe que mencionamos anteriormente. Twitter -cuyo origen está en un programa inventado por activistas estadounidenses para coordinar protestas mediante el teléfono móvil llamado TXTMob- por primera vez jugó un papel clave en una rebelión contra el poder establecido. Sin embargo, no hay que olvidar que Twitter no es neutral, si no que se trata de una empresa estadounidense. Jared Cohen, consejero de lucha antiterrorista, especialista en Oriente Medio, para la Secretaría de Asuntos Exteriores del Gobierno de los Estados Unidos contactó a Twitter para que mantuviera operativo su servicio en Irán. Actualmente Cohen dirige Jigsaw, la incubadora de empresas propiedad de Google, y escribió un libro con Eric Schmidt, ex CEO de la empresa, titulado The New Digital Age (La Nueva Era Digital).

Tanto para la recolección masiva y constante de datos como para la organización descentralizada de movilizaciones sociales hay un punto de inflexión en esta época que es la aparición del smartphone, concretamente del iPhone, en 2007. Así, estábamos conectados ininterrumpidamente. Fue el punto de partida para la emergencia de la economía de las aplicaciones (app, de apple). Esto permitió que fuera menos necesario saber programar y cualquiera con una ‘buena idea’ podía implementarla. Esta ‘democratización’ de las empresas en forma de start-ups tenía que pasar por el filtro de Apple y, mas tarde, de Google (mediante Android), lo que les ha dado un poder enorme sobre los servicios que utilizamos en el móvil [paquete de Android con apps predeterminadas para el espionaje].

Complementariamente a la acumulación de bases de datos masivas (Big Data) y la economía de las aplicaciones surgió otra tercera pata de esta industria tecnológica: la Inteligencia Artificial. Empresas como IBM empezaron a desarrollar sistemas de recolección y tratamiento de datos para interpretar en tiempo real determinadas situaciones y actuar en consecuencia, sugiriendo soluciones efectivas. Así se inaugura el período de administración algorítmica de las cosas.

Así, la industria tecnológica queda de la siguiente manera: en la base hay una generación masiva de datos mediante nuestra interactividad en el entorno digital; este Big Data es interpretado por máquinas de IA en continua mejoría; con ellas se elaboran sistemas destinados a responder a cada acontecimiento y cubrir todos los aspectos vitales (movilidad, salud, alimentación, ocio, etc); estos sistemas se traducen en servicios que aseguran nuestra continua interactividad para seguir generando más datos y hacer girar esta rueda a perpetuidad.

https://www.clubmanhattan.rocks/

-ismo. Parte 2

Según la Wikipedia, a fecha del 2 de febrero de 2020 y avisando desde el comienzo del artículo sobre las posibles controversias y la fata de referencias, dice así en la entrada sobre el “Veganismo”:

“El veganismo (del inglés veganism) es una postura ética que consiste en abstenerse del uso de productos y servicios de origen animal, ya sea para alimentación, vestimenta, medicamentos, cosméticos, transporte, experimentación, ayuda en el trabajo o entretenimiento, a excepción en este último caso de los animales de compañía.”

Si bien me es imposible estar en desacuerdo con los postulados fundamentales de este -ismo (como me pasa con casi todos), me cuesta sin embargo -como de costumbre- estar de acuerdo con muchas de sus prácticas más extendidas, al menos las que observo en mi entorno. Las “liturgias”, como me gusta llamarlas, que al final pareciesen medir el grado de adhesión a un determinado -ismo.

Tan sólo hay un detalle que yo añadiría para que -en mi opinión- fuese más coherente y completa la anterior definición: yo de lo que estoy -creo que absolutamente- en contra es de la explotación de los recursos naturales, sean animales, vegetales o minerales; porque si voy a dejar de explotar a los animales para terminar sobre-explotando al resto, no se si la cosa va a funcionar. Supongo que cualquier vegana me apoyaría. Aparte de que no les hacemos mucho bien a los animales si les destrozamos su medio natural, ¿No?

Si para dejar de comer vaca, desmontamos hectáreas y hectáreas de monte donde vivían animales y vegetales que habían conseguido llegar a un equilibrio tras largos tiempos sin intervención humana y tras pasar topadoras y todo tipo de maquinaria, plantamos soja que además ha sido modificada y apropiada por grandes corporaciones, fertilizada con sus químicos, tratada con sus pesticidas y convierten al suelo en un mero sustrato sin vida al servicio de la industria alimentaria,…. pues la verdad, antes de comer queso de soja yo prefiero comprarle el queso a mi vecina de el Salse con las cabras que que cuida su marido para a cambio sacarles un provecho, algo que todo ser vivo hace, porque no hay ni un sólo ser vivo que no se relacione con su entorno y saque algo de provecho de el. No veo nada inmoral en ello. La naturaleza es así y nosotras no somos la excepción. La cuestión, como siempre, es el grado.

Otro punto que siempre me chirría del veganismo es su “antropocentrismo”. Siento que las veganas tienen una visión un tanto jerárquica en el sentido Humanas > Animales > Vegetales > Minerales. Como si los humanos fuesen un paso más en la evolución de las especies y que el resto, como las monas o las delfinas, o incluso las formacioes rocosas -sí, algunas consideramos un ser vivo a toda la tierra, rocas incluídas- no nos alcanzan. Se quedaron atrás.

Y es cierto, en cabeza, ninguna nos alcanza. Por suerte. Yo me imagino a los animales hablando entre ellos y diciéndose: “estas humanas… bahhh!… No se qué se creen. Como si su cerebro fuese el sumum de la evolución ¿Acaso no tienen las mismas tareas que todas las seres vivas? ¿No tienen suficiente con alimentarse, cobijarse y reproducirse como para además generar todas esas movidas, artefactos y entretenimientos… monstruos? ¡Y encima, lo peor es que no nos dejan vivir a ninguna! Cada vez son más y ocupan más espacio y acaban con los recursos !Qué tontas! ¿No saben que están cavando su propia tumba? Pero qué van a saber, si viven en lugares donde no tienen el más mínimo contacto con la vida, con la madre naturaleza, donde no ven otra naturaleza que la humana. ¿Cómo van a saber?”

A lo que quería llegar es a que muestran gran rechazo al maltrato animal, pero no tanto al maltrato vegetal o de la tierra, algo que lamentablemente sucede en la industria alimentaria y que en las ciudades es prácticamente imposible sortear y mucho menos sin recursos. Y sorprendentemente, en lo que muchas no se muestran tan críticas es sobre el maltrato animal-humano. Pareciese que este animal-humano está al final de la cadena, por debajo de las piedras.

En realidad, lo que sucede es que todo -ismo, a poco que se rasque, siempre muestra sus contradicciones. Pero al -ismo, como al ego, es difícil desconectarlo. Nos termina arrastrando.

Sin embargo, lo que realmente me preocupa de todo -ismo es el aspecto anti-comunitario que inevitablemente entraña y que por lo general viene dado por sus liturgias. Todo -ismo se cree el -ismo elegido, y quienes lo profesan creen que a través de sus liturgias se salvarán, salvarán al planeta e irán a su cielismo. Por ello, si bien no podemos imponer nuestras ideas a otras, mucho menos debemos imponer nuestras liturgias. Y precisamente, en la liturgia del compartir la comida y los dones es donde veganas y no-veganas sienten diferencias, donde sus -ismos (egos) chocan.

Ningún -ismo, escuela o movimiento es palabra de Dios (recordemos que en nombre de Dios nos hemos matado desde hace siglos). El veganismo plantea una crítica severa a la explotación, en concreto a la animal, igual que lo hace el feminismo hacia la explotación del género femenino o el anarquismo sobre el poder de una élite y en contra de la jerarquía que estos establecen. Son simplemente diferentes frentes, luchas, herramientas que deberían de conducirnos hacia una mayor autonomía o soberanía y hacia una posible emancipación de esta forma de vida alienada en la que nos hemos criado. Pero como toda herramienta es un arma de doble filo, todo lo que te ayuda, te entorpece.

Por lo tanto, una cosa es ser inclusivo, es decir, que todas las liturgias sean respetadas y a ser posible contempladas y la otra es que un grupo haga coacción porque la suya piense que es la liturgia más inclusiva, en nombre de la razón, de una verdad única y universal… No existe nada absoluto, por eso los -ismos son el pez que se muerde la cola. Nos frenan en la evolución en la que está estancado el ser humano. Y ahí es donde debemos poner el centro de atención los colectivos para ser más críticos con los -ismos, con todos (con el tradicionalismo incluido).

Todo cambio comienza en una. Adentro. Está muy bien adherirse a corrientes emancipadoras que realmente generen equilibrio en nuestro medio, que generen armonía en la relación con nuestro entorno. Eso sería hacia donde tiende la ecología, de la que ahora tanto se habla. Todas las corrientes mueven las aguas pero a veces arrastran más de la cuenta. Encontrar ese fina línea es el trabajo que todas tenemos que hacer día tras día. O lo hacemos juntas, o no va a funcionar. Y compartir los placeres de la vida, es sencillamente bueno, sanador :-)

¡Amen!

En el injusto reparto que hemos heredado de los recursos del planeta -que en realidad no es que nos pertenezcan a todas sino que no nos pertenecen a ninguna-, nos encontramos con el claro ejemplo del terrateniente que, gracias a las leyes dictadas por ellos mismos, bajo la bandera de la propiedad privada de los recursos y con el férreo monopolio del uso de la violencia detentado por el estado, se han convertido en parte de la élite que nos domina y gobierna.

En claro contraste nos encontramos con las desposeídas, aquellas a quienes no les tocó ni las migajas del pastel y a quienes apartamos de la vista para no sentir vergüenza, que en realidad hemos disfrazado de asco, es decir, de miedo. Miedo a que nos demos cuenta, a que despertemos y terminemos, cual hordas de zombies, devorando al hombre blanco que sin darnos ni cuenta nos tiene encadenadas de la forma más sutil y poderosa que jamás haya existido: la iglesia o la política palidecen a su lado.

Si antes la esclavitud estaba asociada al símbolo de los grilletes, hoy día estos han sido sustituidos por unos dispositivos digitales que portamos en nuestras manos para el lavado de nuestras cabezas, que nos ofrecen distracción hasta la muerte e impiden que el esclavo se revele haciéndonos dormir en un opiáceo letargo.

Otra de las grandes estrategias de la élite para conseguir esta aparente calma, esta sumisión plácida, consiste en hacernos creer seres independientes, que no necesitamos personas que cultiven, otras que nos alimenten, otras que nos sanen u otras que nos eduquen en valores y entre tanto relacionarnos entre nosotras. No. Tan sólo necesitamos dinero para poder conseguir todo eso y en abundancia. Nuestra manera de relacionarnos con el resto de seres a los cuales necesitamos para poder suplir todas nuestras carencias -como el resto necesita de nuestro trabajo-, es el dinero, un intermediario que no nos pertenece a nosotras sino que es propiedad de la élite y que nos presta por un módico interés.

La única forma posible de cambio es entender que Amén no es lo mismo que ¡Amen!

Matar al rey

La vista que no pude soportar

Los Ángeles siempre había sido mi hogar. Mi elección de Los Ángeles no había sido cuestión de mi voluntad. Para mí, el quedarme en Los Ángeles ha sido el equivalente de haber nacido allí, quizás aún algo más profundo. Mi vínculo de afecto siempre ha sido total. Mi cariño por la ciudad de Los Ángeles siempre ha sido tan intenso, a tal grado una parte de mi ser, que nunca he tenido que darle voz. Nunca he tenido que revisarlo o renovarlo, nunca.
Tenía en Los Ángeles mi familia de amigos. Eran para mí parte de mi medio inmediato, es decir, los había aceptado totalmente tal como había aceptado la ciudad misma. Uno de mis amigos hizo la declaración una vez, un poco bromeando, de que todos nos odiábamos cordialmente. Indudablemente podían darse el lujo de tales sentimientos porque tenían otros arreglos emotivos a su disposición, como padres y esposas y maridos. Yo sólo tenía mis amigos en Los Ángeles.
Por la razón que fuera, yo era el confidente de cada uno. Cada uno de ellos me contaba todos sus problemas y vicisitudes. Mis amigos eran de una intimidad tal que nunca reconocí sus problemas o tribulaciones como algo menos que normal. Podía hablar con ellos durante horas de las mismas cosas que me habían horrorizado de las grabaciones y del psiquiatra.
Además, no me daba cuenta de que cada uno de mis amigos era increíblemente parecido al psiquiatra y al profesor de antropología. Nunca me fijé en lo tensos que estaban. Todos fumaban de manera compulsiva tal como el psiquiatra, pero nunca me había sido obvio, porque yo fumaba igual y estaba igual de tenso. La afectación de su habla era otra cosa que nunca había notado, aunque existía. Siempre afectaban el gangueo del oeste de los Estados Unidos, pero estaban muy conscientes de lo que hacían. Ni me había fijado en sus directas insinuaciones acerca de una sensualidad que eran incapaces de sentir, que conocían sólo a nivel intelectual.
La verdadera confrontación conmigo mismo empezó al enfrentarme con el dilema de Pete. Vino a verme, todo golpeado. Tenía la boca hinchada y un ojo rojizo e inflamado que evidentemente había sufrido un golpe y ya se estaban poniendo morado. Antes de que pudiera preguntarle lo que le había pasado, soltó de buenas a primeras que su mujer, Patricia, había ido durante el fin de semana a un encuentro de agentes de bienes raíces relacionado con su empleo, y que algo terrible le había sucedido. Al ver el aspecto de Pete, pensé que Patricia había estado en un accidente, estaba herida o hasta muerta.
—Pero ¿se encuentra bien? —le pregunté, sinceramente afligido.
—Claro que está bien —ladró—. Es una puta y una bestia y nada les pasa a las putas-bestias más que se las cogen y les gusta.
Pete estaba lleno de rabia. Temblaba casi convulsivamente. Su abundante cabello rizado se le paraba por todas partes. Por lo general se lo peinaba con esmero, alisándose los rizos naturales. Ahora tenía un aspecto más loco que un demonio de tasmania.
—Todo estaba normal hasta hoy —continuó mi amigo—. Entonces, esta mañana, al salir de la ducha, me chasqueó el culo con una toalla y eso es lo que me hizo ver que andaba cogiendo con alguien.
Su razonamiento me tenía desconcertado. Lo interrogué un poco más. Le pregunté cómo el acto de chasquearlo con una toalla podía revelar tal cosa. —Si eres un culo, no te revela nada —dijo con veneno en la voz—. Pero yo conozco a Patricia, y el jueves antes de que fuera al encuentro de agentes, ¡no podía chasquear una toalla! De hecho, nunca ha podido chasquear una toalla durante todo el tiempo que llevamos de casados. ¡Alguien tiene que habérselo enseñado cuando andaban desnudos! ¡Así es que la agarré del cuello y la ahorqué para que me dijera la verdad! ¡Sí! ¡Se está cogiendo a su jefe!
Pete dijo que había ido a la oficina de Patricia para agarrarse con su jefe, pero que el hombre estaba bien protegido por sus guardaespaldas. Lo echaron al estacionamiento. Quería romper las ventanas, tirarles piedras, pero las guardaespaldas le dijeron que si lo hacía terminaría en la cárcel, o aún peor, con una bala en la cabeza.
—¿Son los que te golpearon, Pete? —le pregunté.
—No —dijo, abatido—. Anduve por la calle y entré en la oficina de ventas de una agencia de coches usados. Le di un golpazo al primer vendedor que vino a hablarme. El hombre estaba aturdido, pero no se enojó. Me dijo: «¡Cálmese, señor, cálmese! Aún se puede negociar».
Cuando lo volví a golpear en la boca, se puso fúrico. Era un tipo grande y me dio en la boca y en el ojo y me dejó tirado en el suelo. Cuando desperté —continuó Pete—, estaba acostado en el sofá de su oficina. Oí que llegaba una ambulancia, así es que me levanté y salí corriendo. Entonces vine a verte.
Empezó a sollozar sin contenerse. Vomitó. Estaba hecho un desperdicio. Llamé a su mujer y en menos de diez minutos llegó al apartamento. Se puso de rodillas delante de Pete y le juró que lo amaba sólo a él, que todo lo demás que ella hacía eran imbecilidades y que el de ellos era un amor de vida o muerte. Los otros no eran nada. Ni siquiera los recordaba. Los dos se desahogaron en llantos, y desde luego se perdonaron. Patricia llevaba gafas oscuras para esconder el hematoma del ojo derecho que le había puesto Pete (Pete era zurdo). Los dos ni sabían ya que estaba yo allí, y se marcharon. Salieron abrazados, dejando la puerta abierta.
La vida parecía continuar como siempre. Mis amigos se portaban conmigo como siempre lo habían hecho. Estábamos como de costumbre, involucrados en ir a fiestas, al cine o simplemente a chismear; o buscando restaurantes donde ofrecieran «todo lo que puedas comer» por el precio de una comida. Sin embargo, a pesar de este estado seudo-normal, un extraño y nuevo factor parecía haber penetrado en mi vida. Como el sujeto que lo experimentaba, se me hizo aparente que de pronto yo me había vuelto muy intolerante. Había empezado a juzgar a mis amigos de la misma manera en que había juzgado al psiquiatra y al profesor de antropología. ¿Quién era yo para ponerme a juzgar a los demás?
Me sentí inmensamente culpable. Juzgar a mis amigos había creado un estado de ánimo desconocido. Pero lo que consideraba peor, era que no sólo los juzgaba, sino que encontraba sus problemas y tribulaciones asombrosamente banales. Yo era el mismo; ellos eran mis mismos amigos. Había escuchado sus quejas y relatos de sus situaciones cientos de veces, y nunca había sentido nada más que un profundo sentido de identificación con lo que oía. Mi horror al descubrir este nuevo ánimo me abrumaba.
El aforismo de que las desgracias nunca vienen solas, no podría haber sido más cierto en aquel momento de mi vida. La desintegración total de mi vida vino cuando mi amigo, Rodrigo Cummings, me pidió que lo llevara al aeropuerto de Burbank; de allí saldría para Nueva York. Era una maniobra de gran drama y desesperación por su parte. Consideraba su maldición estar atrapado en Los Ángeles. Para el resto de sus amigos, era una gran broma el hecho de que había intentado varias veces atravesar en coche todo el país para ir a Nueva York, y cada vez que lo hacía, el coche se le descomponía. Una vez había llegado hasta Salt Lake City antes de que le fallara; necesitaba un motor nuevo. Tuvo que dejarlo allí. La mayoría de las veces le sucedía en las afueras de Los Ángeles.
—¿Qué le pasa a tus coches, Rodrigo? —le pregunté una vez, con sincera curiosidad.
—No sé —respondió con un velado sentido de culpabilidad. Y entonces con una voz igual a la del profesor de antropología en su papel de predicador fundamentalista, dijo—: Quizás es que cuando salgo a la carretera acelero el coche a toda velocidad porque me siento libre. Usualmente abro todas las ventanillas. Quiero sentir el viento en la cara. Me siento como chico en busca de algo nuevo.
Me resultaba obvio que sus coches, que siempre eran carcachas, ya no tenían la capacidad de viajar a toda velocidad, y que sencillamente les quemaba el motor.
De Salt Lake City, Rodrigo había regresado a Los Ángeles haciendo autostop. Claro que podría haber hecho autostop hasta Nueva York, pero nunca se le ocurrió. Rodrigo parecía padecer de la misma condición que también me afectaba: una pasión inconsciente por Los Ángeles que él quería rechazar a toda costa.
En otra ocasión, su coche estaba en excelente condición mecánica. Podría haber hecho el viaje fácilmente, pero Rodrigo aparentemente no estaba en condiciones de dejar Los Ángeles. Llegó hasta San Bernardino, donde se metió a un cine a ver una película: Los Diez Mandamientos. Esa película, por razones que sólo Rodrigo conocía, le produjo una nostalgia insuperable por Los Ángeles. Regresó y lloró, diciéndome que la pinche ciudad de Los Ángeles le había construido una barrera a su alrededor y no lo dejaba salir. Su esposa estaba feliz de que no se hubiera ido, y su novia, Melissa, estaba aún más contenta, aunque un poco desilusionada porque tuvo que devolverle los diccionarios que él le había regalado.
Su último intento desesperado de llegar a Nueva York por avión, fue aún más dramático, porque sus amigos le prestaron el dinero para el boleto. Dijo que de este modo, como no tenía la menor intención de devolverles el préstamo, se estaba asegurando de que no regresaría. Metí sus maletas en la cajuela de mi coche y salimos para el aeropuerto de Burbank. Comentó que el avión no salía hasta las siete. Era temprano por la tarde y teníamos tiempo suficiente para meternos a un cine. Además, él quería darle un último vistazo a Hollywood Boulevard, el centro de nuestras vidas y actividades.
Fuimos a ver una película épica en technicolor y cinerama. Era una de esas películas insoportables y largas que parecía atraer toda la atención de Rodrigo. Cuando salimos del cine, ya estaba oscureciendo. Me fui a toda velocidad a Burbank en medio de un tránsito pesadísimo. Me exigió que tomáramos las calles en vez de la autopista, que a esas horas estaba congestionada. El avión despegó al llegar nosotros al aeropuerto. Fue la última gota. Sumiso y derrotado, Rodrigo fue a la caja y presentó su boleto para que se lo rembolsaran. La cajera escribió su nombre, le dio un recibo y le dijo que el dinero le llegaría dentro de seis a doce semanas desde Tennessee, donde se encontraban las oficinas de contaduría de la aerolínea.
Regresamos al edificio donde los dos vivíamos. Como no se había despedido de nadie esta vez, por temor a la vergüenza, nadie ni siquiera se había dado cuenta de que había intentado irse una vez más. El único inconveniente era que había vendido su coche. Me pidió que lo llevara a la casa de sus padres, porque su papá iba a darle el dinero que había gastado en su boleto. Su padre siempre había sido, durante todo el tiempo que yo lo había conocido, el hombre que sacaba de apuros a Rodrigo en cada situación problemática que se metía. El eslogan del padre era: «¡No temas, Rodrigo padre te espera!». Después de oír la petición de Rodrigo de un préstamo para pagar su otro préstamo, el padre miró a mi amigo con la expresión más triste que jamás había visto yo. Él mismo estaba con terribles problemas económicos.
Abrazándolo, le dijo: «No puedo ayudarte esta vez, muchacho. Ahora sí tienes que temer, porque Rodrigo padre ya se fue».
Quise desesperadamente sentirme uno con mi amigo, sentir su drama como siempre lo había hecho, pero no pude. Sólo me enfoqué en la declaración del padre. Parecía de una finalidad que me galvanizó.
Busqué ávidamente la compañía de don Juan. Dejé todo pendiente en Los Ángeles para hacer el viaje a Sonora. Le conté del humor extraño en que me encontraba con mis amigos. Llorando de remordimiento, le dije que había empezado a juzgarlos.
—No te aloques por nada —me dijo don Juan calmadamente—. Ya sabes que una era entera de tu vida está por terminar, pero la era no termina hasta que muera el rey.
—¿Qué quiere decir con eso, don Juan?
—Tú eres el rey y tú eres exactamente como tus amigos. Ésa es la verdad que te tiene sacudiéndote en tus pantalones. Una cosa que puedes hacer es aceptar las cosas como son, que claro, no lo puedes hacer. La otra, es decir: «Yo no soy así, yo no soy así», y repetir que tú no eres así. Pero te prometo que va a llegar el momento en que te vas a dar cuenta de que sí eres así.

Carlos Castaneda (Extracto de “El lado activo del infinito”)

Pulsiones

Dice la Wikipedia que una pulsión es un impulso psíquico característico de la especie humana que tiene su fuente en una excitación interna (un estado de tensión percibida como corporal) y que se dirige a un único fin preciso: suprimir o calmar ese estado de tensión.

Todas sentimos estas pulsiones continuamente en nuestras vidas y estas se reconfiguran para poder satisfacer tales impulsos. Ejemplos de pulsiones serían la pulsión sexual, la del conocimiento o saber o la de libertad.

En una entrevista que escuché por la radio, un tipo que debía de ser docto en la materia decía que viajar satisfacía nuestra pulsión de libertad, que el viaje era sinónimo de la vida y que una vida sin libertad es algo que difícilmente, alguien medianamente sano de la cabeza, elegiría. Es como el dolor: muchas veces dicen “que cada una deseamos cosas diferentes y que no hay elecciones que sean comunes a todas”; yo opino que el deseo de sufrir dolor es algo que pocas personas “sanas” quieran para ellas mismas (aunque lo hagamos) y por ende para las demás (ya que aquello que producimos, tarde o temprano nos afecta).

Me pregunto entonces cuando paseo por la ciudad turística que frecuento si tales turistas, dándole vueltas a un mapa, mirando los monumentos y la naturaleza a través de sus dispositivos digitales, comiendo alimentos absolutamente industriales que imitan a los tradicionales -o ni eso!-, con sus agendas atiborradas de actividades -algunas más de lo que tienen sus agendas laborales-, viendo sin mirar, creyendo aprender sin dialogar con la gente del lugar, siendo atendidos como lo que son, es decir, satisfactores de nuestras necesidades de dinero, … me preguntaba si estos turistas a través de eso que falsamente denominan “viaje”, satisfacen sus pulsiones de libertad. Si en algo se parecen el viaje a la vida es en que nada puede estar programado más que a riesgo de ser incumplido con una altísima probabilidad.

Después me vino a la cabeza la descabellada idea de intentar satisfacer nuestras pulsiones sexuales en la pareja hasta el punto de poseer al objeto, convirtiéndolo en cónyuge, para así “asegurarnos” tal satisfacción cada vez que el impulso aflore. Pero todas sabemos que esto no sólo no sucede en la gran mayoría de los casos sino que se termina convirtiendo en su principal obstáculo. Y es que la pulsión sexual va mucho más allá de lo que la inmensa mayoría de parejas (o el número que sea necesario para tal consumación) obtiene de su “contrato social” y tales impulsos, todas lo sabemos, surgen cuando surgen, con las personas más inesperadas y en las situaciones menos previsibles y lo que ocurre en las parejas es que -salvo contadas excepciones, que para todo las hay- la pulsión sexual reprimida o satisfecha a espaldas del “contrato”, termina por ser otro factor más de erosión de esa unión forzada, una unión impuesta para que la sociedad no deje nunca de practicar la sumisión de sus súbditos. La familia es el estado dentro de casa: si uno practica en casa tal grado de sumisión, de poder, de autoridad, la sumisión al estado le parece casi una minucia.

Y por terminar de exponer los ejemplos, no podemos dejar de hablar de cómo el sistema a través de los medios nos ofrece toda una gama de sucedáneos para la satisfacción de nuestros impulsos de conocimiento. Yo afirmo que todo cuanto dicen los medios es prácticamente mentira. Pero la gente se empeña en afirmar que existe UNA sola verdad y que es la que ellas, a través de los medios que creen haber elegido, han recibido en formato ya listo para comer. No es que lean el Boletín Oficial del Estado para saber cuánto se ha gastado en salud o educación (como si tal oficialismo fuese sinónimo de verdad). No. Directamente se descargan la información de unos medios que son de todo menos independientes, la mayoría de ellos o bien pagados por grandes corporaciones o directamente por el estado (la gran corporación) y cuyo único objetivo es el de servir de órgano de propaganda de tales corporaciones ¿O acaso somos tan ingenuas de pensar que los medios existen para liberarnos o para otorgarnos conocimiento? ¿Cómo hemos podido llegar a creer que los medios existen para otra cosa que no sea nuestro sometimiento? ¿Existe una forma más eficiente de moldearnos que a través de la información que nos suministran? ¿No es claro que si realmente adquiriésemos conocimientos, seríamos más libres? ¿Y cómo entonces podrían mantener a un pueblo sometido sino más que a base de información manipulada (“la guerra es la paz” que diría Orwell)?

Por tanto vivimos en un sistema que conoce muy bien nuestras pulsiones y que nos ofrece toda una retahíla de sucedáneos para satisfacer tales impulsos con el objetivo de mantener el orden: su orden.

¿Qué es la An-arquía?

Siguiendo con mi obsesión por alejarme de cualquier -ismo, voy a explicar en dos palabras qué es la “Anarquía” (que no el “anarquismo”): “an-” significa “negación de” o “ausencia de”, mientras que “arquía” significa “jerarquía”, “poder” o “mandato”.

Para que quede ya claro, “Anarquía” no significa “ausencia de orden”. O al menos no en el sentido originario de “orden”, que viene a significar en la naturaleza “disposición” (se podría decir que la naturaleza es anárquica, no porque no exista el orden -que lo hay- sino porque tal orden no se puede decir quién lo ha impuesto -además de ser dinámico-). Las que adoramos el principio de la anarquía no renunciamos al orden “natural” sino al orden impuesto por el poder -por las humanas que lo detentan, concretamente-.

Las anárquicas, básicamente, rechazamos la autoridad. Pero sin olvidarnos que existe otra acepción de “autoridad” que es el adjetivo de aquellas personas que son doctas, que “son autoridad en una determinada materia”. Nosotras respetamos esa autoridad porque es recibida voluntariamente, no impuesta.

Por esos motivos, no nos gusta la policía ni las fuerzas del “orden”, porque no respetamos, porque negamos ese “orden”: el “orden vertical”. Pero creemos en el “orden horizontal” que se llama “organización”: un orden no impuesto sino “natural”. Un orden que lamentablemente practicamos poco ya que toda nuestra educación constituye los pilares sobre los que se asienta el “orden vertical”.

Aquellas que piensan que las Anárquicas no nos organizamos, tendrían que valorar en qué grado se involucran ellas en la organización de la sociedad en que viven o si por el contrario tan sólo aceptan el orden impuesto o piensan que votando cambian algo ¿Algo de qué? ¿De las opciones de mierda que te dan a elegir? Que te den a elegir entre 10 marcas de atún en conserva todas ellas de pésima calidad (por no hablar de su impacto ecológico) no es sinónimo de libertad sino de “posibilidad de elegir” sin poder sentirte responsable de tu elección, lo cual no es libertad. Yo preferiría tener 1 buena y sostenible que 10 malas, aunque no pudiese elegir. Al final, lo más importante no es poder elegir, eso es un meme del capitalismo.

Las Anárquicas nos organizamos muy por encima de lo que lo hace la media; eso sí, de forma horizontal: practicamos el asamblearismo, fomentamos la participación, transmitimos conocimientos y cultura y creemos en la economía del don (valga el oxímoron) por encima de todo porque sabemos que cuando todas damos, la abundancia es suprema. Se podría decir que la auto-organización es el principio activo más potente en contra del capitalismo, de su organización jerárquica y su afán destructivo. Un mundo en el que quepan todos los mundos posibles, es nuestra insignia.

Tampoco nos gustan las sumisas. Las respetaríamos si no fuera por su manía compulsiva por imponernos su forma de aceptar la vida a todas las demás. El único “pero” de las sumisas es que, en general, no soportan a las que no somos sumisas, nos detestan y algunas si pudieran nos eliminarían. Por lo demás, respetamos a aquellas que nos respetan.

La Anarquía existió durante la mayor parte del tiempo que las humanas existimos: para hacernos una idea, el Homo Sapiens aparece hace 200.000 años, la revolución agrícola hace 12.000 años y los primeros reyes e imperios, la escritura y el dinero hace 5.000 años. Hasta que la élite se dio cuenta de que, puestos a reventar todos los recursos naturales a su alcance, no había que olvidarse de uno de los más valiosos: las propias humanas. No por casualidad el principal producto que esa élite produce para satisfacer su locura del poder, se multiplica a pasos agigantados (en los lugares donde son explotados). Hasta que la naturaleza restablezca sabiamente su orden: no existimos desde el origen del universo ni llegaremos a ver el fin de este. Como todas las especies conocidas, un día nos extinguiremos y quizá todos estos signos revelen la causa de nuestra extinción que no fue más que la codicia. Un fallo en nuestro sistema neuronal.

Obviamente, a las Anárquicas no nos gusta el estado ya que este representa la consumación de ese orden vertical impuesto a través del uso monopólico de la violencia en el que unos pocos ejercen su poder sobre la mayoría para conseguir que la explotación y la opresión nunca desaparezca, cambie de forma, pero permanezca, maquillándola de política, democracia, instituciones (no olvidemos ver la definición de estas) y otras palabras en apariencia llenas de significado pero en el fondo vacías de contenido. No es que no nos gusten las carreteras, la sanidad, la educación o la justicia, sino que deberíamos de replantearnos qué bien nos hacen estos en la forma en que nos los dan y darnos cuenta que en realidad son una forma de subyugarnos y que todos esos conceptos no sólo no desaparecerían si no hubiera estado sino que sus significados cambiarían radicalmente para estar verdaderamente al servicio de todas.

Y por último decir que a las que nos denominamos Anárquicas, nos gusta la libertad y por eso algunas nos llaman libertarias. Y nos sentimos disconformes con el orden establecido puesto que con un poder opresor con todos los medios a su alcance -especialmente la violencia física-, es difícil practicar la libertad. Siempre quedan lugares y momentos, pero esta forma de vida en sociedad, no es más que una excusa para la imposición de la opresión. La sociedad no existe, es una abstracción. La vida somos nosotras mismas y quienes y cuanto nos rodea. Todo el resto de discursos sociales, científicos, morales o culturales no están más que al servicio de la jerarquía, del abuso de poder y de la aniquilación del planeta por parte de una élite, un 1% de las humanas que sin embargo poseen el 99% del poder, de manera que el 99% no podemos luchar -de la manera que espera el poder- contra este: sería un suicidio. Por suerte, las luchas y los campos de batalla son infinitos.

Otro mundo sería posible si viésemos con otros ojos la realidad. Pero el primer paso es ser conscientes.

-ismo

Los -ismos, como los partidos o las banderas, nos separan y todas sabemos que la única manera de cambiar algo y de avanzar es juntas. Pero si en lugar de unirnos, lo que hacemos es partirnos en ideologías, iglesias, dietas o géneros, la posibilidad de que la opresión que ejercen los poderosos sobre la gran mayoría de la población y los recursos de este planeta que habitamos, desaparezca, es prácticamente nula.

En realidad, el poder se dio cuenta de que la mejor manera de ejercer la gobernanza es dividiéndonos, partiéndonos. Y no por casualidad los medios se la pasan hablando sobre todo tipo de -ismos.

Del cristianismo, del budismo, del veganismo, del feminismo o del comunismo me quedo con Cristo, el Budha, la vega, el espíritu de lo femenino y lo común y les regalo el -ismo.

La ciencia es el opio de la sociedad capitalista (I)

Pareciera un dogma que la ciencia, a pesar de estar lejos de encontrar teorías que concilien otras teorías dentro de ella hasta ahora divergentes, vendría a comportarse como el saber que todo lo abarca y explica, de manera que lo que antes era “palabra de Dios” hoy día se ha transmutado en “palabra de la ciencia”. Incluso cuando alguna nos quiere contar algo, a primera vista poco común, comienzan explicando que “se lo oyó hablar a un científico o a no se quien del MIT” como si esa justificación, esa palabra del dios-ciencia ya bastara para no dudar de lo que a continuación van a exponer.

Hemos convertido a la ciencia en el nuevo Dios al cual alabamos y rendimos culto. Y es que las humanas cambiamos de Dios según los pareceres de los poderosos. Como antes tenían poder los reyes por mediación divina, hoy esos poderes se concentran en las grandes industrias del capitalismo que obran por la gracia de lo que el dios-ciencia les dicta en pos de una mayor eficiencia -económica para unos pocos, faltaría añadir-.

Pero como todo tirano, el dios-ciencia marca sus directrices al son de tambores que siguen moviendo esclavas, no ya al ritmo de un rey visible e incluso guillotinable sino al de una élite cada vez más oculta -el secreto bancario de los paraísos fiscales les protege- que sigue robando la vida a un medio de producción que se reproduce a pasos agigantados y que resultó ser la mayor fuente de energía para mantener con vida al sistema: las humanas, que como en matrix, a través de cables se les extraía electricidad y a la vez se les alimentaba el cerebro con una forma de vida “estándar”, la versión 3.0 de matrix, lo que se correspondería con el trabajo actual de los medios y las redes sociales corporativas. Como por ahora quienes dominan no son máquinas sedientas de electricidad, para esta élite producimos y reproducimos toda una demente forma de vida alienada que genera un enorme desequilibrio al entorno en el que nos movemos, es decir, al planeta tierra, a la naturaleza y entre ellas la humana.

La forma más sutil de dominación de las humanas por el poder es la que vivimos en este sistema operativo que es nuestra cultura capitalista v4.0. Una suerte de tecnología “contactless” en la que interactuamos y nos relacionamos sin tocarnos y en la que la mayor parte de nuestro “conocimiento” lo adquirimos de la manipulada enciclopedia en que las grandes corporaciones han convertido a la internet (la wikipedia al lado de la capacidad de manipulación de estas corporaciones, palidece).

La ciencia está tan al servicio del capitalismo que ni siquiera se preocupa por la principal enfermedad del planeta: la riqueza. No es la pobreza la causa de problema alguno sino la riqueza: la pobreza es tan sólo consecuencia de la riqueza, de la acumulación sin fin de unos pocos del trabajo de la naturaleza, la humana incluida. Si unos pocos no tuvieran los medios -violentos- para poder acumular riqueza a costa del trabajo de una humanidad esclavizada, la pobreza desaparecería inmediatamente. Si de pronto todas despertásemos del sueño capitalista de la propiedad privada y nos diésemos cuenta que estamos alabando a un dios que garantiza la iniquidad permanente, el dios-propiedad-privada, en ese momento la pobreza desaparecería.

La ciencia no deja de descubrir curas para todas las enfermedades que sufren los países desarrollados que es donde vive un 20% de la población total pero la que consume el 80% de los recursos. Curiosamente, los rankings de los países con mayores índices de casos de cáncer son todos países claramente “ricos”: Dinamarca, Irlanda, Australia, Nueva Zelanda, Bélgica, Francia, Estados Unidos, Noruega o Canadá (https://www.theguardian.com/news/datablog/2011/jan/24/worldwide-cancer-rates-uk-rate-drops). Posiblemente los países menos “ricos” no aparezcan porque la ciencia no invierte siquiera en su diagnóstico. Aunque también es posible que en muchas formas de vida no-occidentales, la incidencia de estas enfermedades sea menor.

Si realmente la ciencia es considerada hoy día una deidad, claramente es una deidad mezquina al servicio de los grandes capitales -como todas las deidades- y sin ética alguna. Se podría afirmar sin rubor que “la ciencia no está hecha para el hocico de las pobres”.

Yo, la verdad, no necesito que la ciencia me demuestre que Dios existe; no necesito que nadie me explique por qué el sol sale todas las mañanas o por qué estoy vivo en este preciso momento. No es imprescindible conocer mucho para disfrutar el vivir cada día. Todas podemos cruzarnos con alguien que no conocemos y conectar. Y cuando estamos conectadas, la vida es un éxtasis, no importa el lugar ni la hora.